miércoles, 9 de mayo de 2018

Mejor calidad de vida con cuidados paliativos previos

Los pacientes deben recibirlos de manera precoz y no postergarlos

La vida como senda hacia la muerte es fatal; por ello, cualquier acción sanitaria se convierte en cuidado paliativo, lo que realizan los médicos puede considerarse así, señalaron especialistas y académicos en el Segundo Taller Internacional en la materia.

Los ponentes expusieron –en seis paneles, en la Unidad de Seminarios Doctor Ignacio Chávez– que con el propósito de contar con más y mejor calidad de vida y muerte, los pacientes con síntomas descontrolados deben recibir ese tipo de servicios de manera precoz y no postergarlos hasta el final o el agotamiento de la salud. Igualmente, se tiene que ofrecer atención psicosocial para el binomio enfermo-cuidador desde el diagnóstico de la afección.

Aspectos emocionales
En el evento coorganizado por la Facultad de Medicina de la UNAM, la Academia Nacional de Medicina, el Mayo College of Medicine y The Aspen Institute México, Eric Roeland, director de investigación en la Clínica de Oncología de la Universidad de California (San Diego), dijo que en el caso de enfermedades como el cáncer en etapas avanzadas, se consideraba que era conveniente esperar a que “el paciente cayera por el otro lado de la montaña”, pero ahora, desde el primer día, se debe concretar una integración temprana y simultánea.

El especialista en cáncer gastrointestinal refrendó que, en este caso, quienes recibieron cuidados paliativos precoces tuvieron mejor calidad de vida y vivieron más de lo estimado.

En el panel Emotional Aspects in Palliative Care, Arif Kamal, de la Universidad de Duke, presentó un inventario de agotamiento en profesionales dedicados a este tipo de atención.

“Un estudio realizado entre mil 300 médicos de Estados Unidos, en este ámbito, arrojó que 67 por ciento dura sólo una década dedicado a estos cuidados, pues expresan altos niveles de agotamiento físico y emocional por la exposición prolongada de estresores naturales, lo que les ocasiona desequilibrio entre el trabajo y la vida personal, además del uso de ansiolíticos, drogas, alcohol y hasta errores”, expuso.

Por su parte, Gina Tarditi, del Instituto Nacional de Cancerología, aseveró que la regla de oro para mejorar estos servicios es la comunicación óptima entre médico y paciente.

“Debe ser con contacto ocular y tono de voz adecuados, empatía y cercanía física, saber escuchar, además de otorgar la información oportuna con lenguaje asequible”, subrayó.

Cuestiones legales


En la moderación de la sesión e inauguración del taller, estuvo Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, quien como presidente del Consejo Directivo de The Aspen Institute aseguró que por medio de publicaciones e investigación se ha impactado en el marco normativo de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios con la idea de tener acceso y disponibilidad de analgésicos opioides.

“La ley se ha modificado, contamos con elementos formativos y divulgamos conocimiento con más de dos años que llevamos con este proyecto (en pro de la disponibilidad de analgésicos opioides); este taller también contribuye y no es un eslabón más”, expresó.

Al realizar la declaratoria inaugural, Enrique Graue, director de la Facultad de Medicina, dijo que el foro proporciona continuidad temática al emprendido en la primera ocasión; ahora, como parte de un cambio de legislación sobre los opiáceos, representa un avance en la salud de México.

En el Panel Supportive Care Challenges, Argelia Lara, del Departamento de Medicina del Dolor y Paliativa del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, indicó que se requiere encontrar la palabra correcta para nombrar a los cuidados de pacientes con síntomas descontrolados.

“Hay que tener clara la semántica: cuidados de soporte, paliativos u hospiciarios; aquélla sí importa a los pacientes y médicos. Debemos nombrarlos de ‘soporte’, pues es menos amenazante y global, porque hasta dónde la palabra paliativo da esperanza”, se preguntó.

Para Jarrett Richardson, de la Mayo Medical School, en este ámbito deben incluirse afecciones mentales como ansiedad, depresión, encefalopatía y esquizofrenia.

Finalmente, sugirió que una estrategia, en cualquier padecimiento con alto valor terapéutico, es la escritura y redacción de un legado interno, una especie de testamento espiritual que dejará en paz al paciente y a sus familiares.

Nota de Leonardo Frías en Gaceta UNAM

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